@RobAlonso SIEMPRE DEBEMOS DE TENER EN MENTE QUE VENEZUELA NO ES CUBA… NI LOS VENEZOLANOS SON CUBANOS.

 

Robert Alonso

   Conviene estar informado siempre y comparar cada jugada con ese pasado conocido, para saber por dónde les podría venir el próximo carajazo y estar – dentro de lo posible – prevenidos. Sabemos que, como los venezolanos (en su inmensa mayoría), nacen aprendidos, esta información no será de gran utilidad. Así que, como YO ESTOY YA RETIRADO, no me alargaré más de lo necesario en esta advertencia… una más de las que he venido haciendo desde el año 1985, cuando escribí, para Venezuela, «Los Generales de Castro».

El 3 de enero de 1961 el gobierno norteamericano, encabezado por el presidente Dwight D. Eisenhower, rompió relaciones diplomáticas con Cuba, básicamente por expropiar propiedades de compañías y empresarios norteamericanos en la isla.

En Cuba a su vez, continuaban los fusilamientos de todos los que se oponían al régimen, algo que, afortunadamente y gracias a la pasividad y permisividad del venezolano, no ocurrió en Venezuela. Muchos países latinoamericanos estaban también rompiendo relaciones con Cuba y la represión se agudizaba dentro de la isla. A los cubanos no se les podía engañar con los cuentos chinos de las elecciones, de las firmas, marchas y diálogos.

Aunque la prensa cubana ya había sido neutralizada, dentro de ese clima social había mucha inestabilidad en el país y eso se atribuía a los recursos económicos que aún tenía la oposición. En Venezuela, sin embargo, la prensa fue neutralizada de una manera diferente… no fue «nacionalizada», pero como al venezolano le gusta tanto el «cuánto hay pa’eso», el régimen se convirtió… o continuó siendo, el mayor cliente de los medios de comunicación y aplicaba una similar a la que en un tiempo aplicó Don Pablo Escobar en Colombia: «¡plata o plomo!»

Ante ese escenario mencionado en el párrafo de arriba, Fidel y el Che – conjuntamente – idearon una táctica político-económica para acabar con la oposición. Claro, era una oposición VERDADERA… no como la que ha existido en Venezuela desde que los Castro montaron a Chávez «en el poder». No obstante y aunque los venezolanos se han demorado casi 20 años en darse cuenta cómo pareciera batir el cobre la tiranía castro-estalinista que ocupa, depreda y destruye a Venezuela, habiendo los cubanos entendido – ahí mismito – por dónde iban los tiros, el escenario exigía «un aplique» radical, para ponerles el parche a la clase media cubana, antes de que saliera el hueco. De ahí surgió el cambio del dinero nacional circulante en Cuba.

Todo empezó cuando el Presidente del Banco Nacional de Cuba, Felipe Pazo (quien ayudó a fundar – ya en su exilio – al Banco Nacional de Venezuela y murió recientemente en ese país), fue reemplazado en noviembre de 1959 por el Che Guevara, quien alegó ese mismo día que él no era economista, sino COMUNISTA.

Aunque en Venezuela el control del Banco Nacional fue ahí mismito, como en la Cuba de los Castro, gracias a la pasividad del venezolano no eran necesarios grandes y radicales cambios. Pasarían casi DOS DÉCADAS antes de que los Castro determinaran que había llegado la hora de apretarles las tuercas a los venezolanos, antes de que se reventara el tornillo… y sacaron del escaparate castro-estalinista, la fabulosa herramienta del CAMBIO DE LA MONEDA.

“Defenderemos el valor de nuestra moneda porque cualquier devaluación incide fundamentalmente sobre las clases populares, lo que sería contrario a nuestras normas revolucionarias”. Eso dijo el Che un día después de su designación como director del Banco Nacional de Cuba, tomando control de los bancos comerciales, aeropuertos y aduanas y liquidando el Banco de Comercio Exterior, el Banco de Desarrollo Social y la Financiera Nacional.

Ese mismo día, 44 empresas bancarias con oficinas y sucursales en todo el país pasaron a manos del gobierno revolucionario, dándole control absoluto del canje de moneda y transferencias bancarias. En Venezuela, la banca «privada» ha sabido bailar pegado con el régimen y no ha habido necesidad de expropiarla. Los banqueros venezolanos han emulado al mapurite en eso de saber a quién «pear». SIEMPRE DEBEMOS DE TENER EN MENTE QUE VENEZUELA NO ES CUBA… NI LOS VENEZOLANOS SON CUBANOS.

Meses después, el 5 de agosto de 1961, faltando 18 días para cumplir mis once años de edad, salió promulgada, DE REPENTE, la ley No. 963 que establecía el canje obligatorio de los billetes cubanos en circulación.

Al día siguiente, domingo 6 de agosto, la revolución robó oficialmente billones a la nación y al mismo tiempo empobreció e hizo dependientes a toda la clase media.

El canje sólo duro dos días, desde el domingo a las 8:00 am hasta el lunes a las 8:00 pm y permitía cambiar únicamente $200 pesos en efectivo. Mi padre, por cierto, no cambió todo el dinero y se quedó con unos 300mil pesos cubanos (de los originales). Todavía el peso estaba a la par del dólar, así que estamos hablando de unos US$ 300mil en efectivo. Esos billetes los envolvió en unas bolsas de tela verde que hizo nuestra madre y los enterró en una inmensa lata de manteca. A medida en que iban saliendo sus amigos de Cuba, entre el 5 de agosto y el 23, cuando salimos nosotros, les iba dando paquetes para que sacaran de la isla los billetes «viejos». Gran parte de esos pesos, que HOY NO VALEN NI PARA LOS COLECCIONISTAS, lo tengo en mi posesión aquí en El Imperio Mesmo… y terminaré haciendo lo que mi padre una vez dijo en Venezuela que haría con ellos: empapelar el bar de nuestro apartamento. Cuando termine de empapelar el bar, le tomaré una foto y la publicaré en Facebook.

La razón por la cual nuestro padre sacó esos pesos «viejos», era porque estaba seguro de que Fidel no duraría mucho tiempo en el poder, luego de haber desafiado – de la manera en que lo hizo – a los «americanos» y estando Cuba a solo 90 millas de las costas norteamericana… y en plena Guerra Fría.

Aquel cubano que tuviera una cuenta en el banco, el régimen avalaba hasta un máximo de $10.000 pesos por familia, de los cuales solo se podían extraer $100 mensuales. Los venezolanos ya han visto cómo en los últimos meses, los bancos no permiten egresos mayores a cierta cantidad y los cajeros automáticos alegan no tener billetes para cumplir con los deseos y/o necesidades de los propietarios de cuentas. Pero no se preocupen, porque VENEZUELA NO ES CUBA… NI LOS VENEZOLANOS, CUBANOS.

Según Fidel, era necesario retirar y anular totalmente los billetes que estaban entonces en circulación, exceptuando de ese canje aquellos billetes que habían sido extraídos del territorio nacional.

Más tarde, Fidel y El Che acusarían a los bancos norteamericanos de atesorar el 40% de los billetes cubanos originales extraídos del territorio nacional, tal como ahora Maduro, siguiendo instrucciones de los Castro, está culpando a Colombia exactamente de lo mismo, cuando Maduro no debe tener la más mínima idea del por qué toda esta guarandinga del cambio de billetes, ya que su cerebro no le da para entender eso. Simplemente le dieron la orden desde Cuba y él está haciendo, exactamente, lo que se le ordena… para no terminar muerto como Chávez, quien en el verano de 2006, cuando el coco de Fidel estaba estirando la pata, se le sublevó a Raúl, creyendo que él sería el sucesor de «El Caballo». De ahí que yo les he venido diciendo que revocando a Maduro no se lograría absolutamente nada… porque El Colombiano, en Venezuela, es como la cuchara: ni pincha, ni corta.

Si solamente el 40% de los billetes originales cubanos en el extranjero fue atesorado por los bancos americanos: ¿dónde carajo fue a parar el resto de los billetes extraídos del territorio nacional que fueron exceptuados del canje?

Como ya les dije, el Banco Nacional de Cuba estaba ya, para entonces, totalmente en las manos de la tiranía «revolucionaria»… de los Castro, así que los billetes extraídos eran exceptuados por la ley y el régimen solo avalaba $10.000 pesos por familia de los depósitos en el banco: el resto se perdía.

Vamos a estar claros: aquel que tenía ahorros por más de $10.000 pesos, perdía el excedente a los $ 10.000 pesos… algo que debería de preocupar a los venezolanos de hoy.

¿A dónde fueron a parar esos excedentes?

Una de las teorías frecuentes es presumir que la gran cantidad de dinero depositado en los bancos cubanos, hasta los primeros días del mes de agosto de 1961, fue transferido por el Banco Nacional a bancos rusos y a otros países que no reportaban sus transacciones.

Todas las transferencias bancarias durante los meses antes del cambio, canjeadas a una tasa de 1 peso = 1 dólar quedaron automáticamente atesoradas en los bancos del exterior, al estar exentos del canje por ser dinero que estaba en el extranjero.

Fidel y el Che, usaron esa táctica para eliminar todo posible financiamiento de la oposición interna, que cada día era más fuerte. Suponemos que en la medida en que más y más venezolanos se den cuenta de cómo han sido engañados, MISERABLEMENTE, por esa falsa oposición que entonces llamaban «Coordinadora Democrática» y ahora se llama MUD, el peligro de sublevación se podría incrementar peligrosamente, por lo que en Cuba habrán considerado prudente comenzar a apretar las tuercas, de manera generalizada en Venezuela, para no perder el control total y absoluto que ahora tienen sobre la mayoría de los venezolanos, gracias a los anestesiólogo de esa falsa oposición que cada día pierde más y más credibilidad.

Esa acción, en Cuba, terminó quitándole todos los recursos económicos a la mayoría de la población, imponiendo el terror, arruinando por igual a todo el pueblo cubano y a los pocos comerciantes que aún existían. El éxodo cubano se incrementó en un 90%, entre ellos mi familia, que se montó en el buque español, «Marqués de Comilla», en la noche en que cumplía mis once años: 23 de agosto de 1961… para terminar en Venezuela, un puente por el que nos demoramos 43 años en transitar hacia nuestro destino final en Estados Unidos de América, donde nos encontramos hoy, dispuestos ya a unirnos al partido comunista, de caer esta nación en manos de los rojos, como muy bien podría suceder.

Al mismo tiempo, Fidel y El Che saquearon las arcas de la nación confiscando los depósitos bancarios, dejando al pueblo cubano con una economía enferma a la cual nunca más dejaron recuperarse.

Pero hay más… y aquí es cuando los venezolanos que viven en Venezuela y lean esto deberían pelar la oreja… porque: «guerra avisada no mata soldados y si los mata, es por descuidado…»

Con el pasar de los meses, si un cubano se quería ir de Cuba y presentaba su permiso para poder abandonar la isla, tenía que devolverle a Castro, todos los pesos gastados entre el 5 de agosto de 1961 y la fecha en que solicitaba el permiso para emigrar. Esa majomía duró un tiempo… y luego Castro se dejó «deso», tal vez porque entendió que mientras más cubanos se fueran de Cuba, mejor para «la revolución».

Los Castro le aplicaron esta medicina a los cubanos ahí mismito, a los dos años y ocho meses de haber tomado el poder. En Venezuela pudieron echar – tranquilamente – casi veinte años, gracias a que Venezuela no es Cuba y a la facilidad con la cual se han podido engañar, miserablemente, a los venezolanos… quienes ya están sacando cuenta y aceptando – ¡aleluya! – que cuando se acuestan con la MUD se están acostando con el enemigo. Antes de que terminen de abrir los ojos completamente, les llegó el primero de muchos tanganazos: ¡el cambio de la moneda!

No deben los venezolanos pasar por alto, que mientras se llevaba a cabo el fulano «diálogo», el régimen le daba los últimos toque a esta estrategia que los Castro aplicaron en Cuba cuando las circunstancias obligaban a tomar las medidas que ahora, pareciera, se deben tomar en Venezuela.»

Miami 14 de diciembre de 2016
Robert Alonso